Uno de
mis alumnos me mira
y me dice sonriente: “¡Qué bonito!”.
y me dice sonriente: “¡Qué bonito!”.
Me está
mostrando un dibujo
que acaba de colorear en el ordenador.
que acaba de colorear en el ordenador.
Para mí,
ese es uno de los momentos “mágicos” que suceden en mi clase cada día.
Momentos
en los que un paso en apariencia insignificante es un paso de gigante.
Aprendamos
a valorar cada logro, cada esfuerzo, cada avance
de nuestros chicos y chicas con autismo.
Huyamos de las generalizaciones,
de las expresiones peyorativas,
de la falta de expectativas...
Huyamos de las generalizaciones,
de las expresiones peyorativas,
de la falta de expectativas...
Tengamos siempre como punto
de partida el respeto
y no olvidemos nunca que nuestra obligación es aprender para poder
ayudarles.
Hola. estoy de acuerdo con tus reflexiones... seguimos en contacto
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